EDITORIAL. Sentido común

SENTIDO COMÚN

Al cierre de la presente edición se han producido dos novedades de suma importancia.

La primera en la Organización Colegial; culminado el mandato anterior ha tenido lugar la renovación de la Presidencia y Comisión Ejecutiva del Consejo General. Se ha presentado una única candidatura de renovación. Asume la presidencia María del Pilar Ortega Jiménez, Viceinterventora de la Diputación de León, a quien en próximos números tendremos la ocasión de entrevistar.

Ha de significarse que es la primera mujer en la historia de nuestra Organización Colegial, institución cercana a los cien años, que asume esta responsabilidad en el Consejo General. Siendo muchas las vicepresidentas y vocales en la Comisión Ejecutiva que la han precedido y presidentas en los Colegios Territoriales y Autonómicos, quedaba este último hito, que debe destacarse como tal. Por lógica, en un futuro y con esta elección, ya no será “noticiable” sino algo natural y en línea con la ya mayoritaria presencia de la mujer en la profesión.

La segunda en el ámbito europeo, cual es la publicación en el Diario Oficial de la Unión Europea del Reglamento Europeo de Inteligencia Artificial. El Reglamento tiene “vacatio legis” general de 20 días, y tras la entrada en vigor, en dos años y posteriormente a estos, varios plazos de aplicación que pueden alcanzar hasta 36 meses.

No es descabellado afirmar que la IA y el cambio climático son los principales retos de la humanidad en nuestro tiempo. De cómo se gestione la primera y de cómo se afronte el segundo depende el devenir de este Siglo XXI, que ya se nos antoja antiguo, cuando aún no ha transcurrido un cuarto del mismo, en todos los órdenes de la existencia.

Tuvimos ocasión de contar con la presencia en el Congreso del Centenario de Moisés Barrio Andrés, uno de los mayores expertos en nuestro país en IA, como su currículo acredita; y de nuevo tenemos la suerte de contar con él, ahora en estas páginas, en la entrevista que nos ha concedido y en la que nos ilustra con precisión, a pesar del breve espacio que podemos dedicar, de los múltiples aspectos de la IA, mencionando el Reglamento Europeo que ha visto la luz. La IA, sus retos éticos, los medios y consecuencia de su implantación en las Administraciones Públicas serán objeto también en números futuros.

No siempre se aceptan de buen grado las novedades; más bien se las teme. El ser humano es en general perezoso y aprensivo ante las exigencias y servidumbres que conllevan, también ante lo desconocido de su aplicación. Temores a veces fundados porque no se pueden prever, ni por ello controlar, en su totalidad las consecuencias de dicha aplicación; pero muchas veces imaginados y paralizantes.

Por eso nos permitimos destacar una afirmación de la entrevista: la falsa dicotomía que supone creer que la IA sustituirá a valores humanos como la empatía, la creatividad, o sobre todo, que sustituirá al sentido común.

Aunque es un valor escaso, a él apelamos para cerrar estas líneas, si se utiliza sabremos usar y aprovechar los inmensos recursos de la IA. Si se utiliza se afrontarán con un buen tino los problemas de la habilitación nacional.

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