In memoriam Augusto Cordero, secretario de la Diputación de Cáceres

Por: Ana de Blas Abad (Vicesecretaria de la Excma. Diputación de Cáceres)

En la Diputación de Cáceres hemos sufrido una gran pérdida, la de nuestro compañero, y para muchos amigo, el Secretario Augusto Cordero Ceballos. Se nos ha ido demasiado joven una persona afable, templada, honesta, jovial y muy profesional.

Era cacereño, como lo fue su abuelo, Juan Luís Cordero, también Secretario y fundador en su día del Colegio provincial de Cáceres.  Él era consciente y sentía esa herencia familiar profesional. Siempre ejerció en la provincia. Su carrera en la Administración Local, tras licenciarse en la UNEX, transcurrió por todas las escalas. Comenzó en Valverde del Fresno, pueblo limítrofe con Portugal, donde se celebraba cada año la comprobación de los hitos o mojones de frontera y cauces fluviales fronterizos con la Cámara Municipal de Penamacor, conforme al Tratado de Fronteras con Portugal vigente desde el siglo XIX: una comisión formada por las dos entidades locales comprobaba que los hitos no habían variado y los Secretarios levantaban acta (había comida de hermandad). Dejó buena memoria de su trabajo y también relaciones que mantuvo siempre en sus posteriores destinos. Allí conoció a su esposa, la madre de sus tres hijos (que eran su gran orgullo, y ciertamente tenía motivos para ello), y de allí pasó a Brozas, donde igualmente dejó buena fama y buenos compañeros.

Llegó al Ayuntamiento de Cáceres, al puesto de Oficial Mayor. Siendo un ayuntamiento grande, fue para él un múltiple escenario de su trabajo y fuente de gran experiencia profesional. También cantera de amistades que le han acompañado siempre. Sus compañeros, como comentan algunos de ellos, lo consideran afable, indulgente, tolerante y generoso en todos los aspectos, y nadie puede decir nada malo de él. Señalan que deja huella de persona responsable y trabajadora, siempre dispuesta a ayudar a sus compañeros.

En julio del año 2004 llegó a la Secretaría General de la Diputación Provincial de Cáceres. Ha pilotado desde entonces la parte administrativa de la Diputación, con su complejidad, con gran dedicación; ha colaborado lealmente siempre con los representantes políticos y mantenido unas relaciones cordiales y correctas en todos los casos. Ha gozado de aprecio general.

Como colaboradora suya, en tanto que Vicesecretaria, y sustituta ahora mismo, puedo decir que  fue un buen compañero, que además fue amigo, que juntos hemos pasado muchas variadas situaciones, serias y divertidas, y que le echo de menos. Deseo que descanse en paz.

 

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